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viernes, 7 de agosto de 2015

über coca





v- El efecto de la cocaína en un cuerpo humano sano [1]

He llevado a cabo experimentos y he estudiado, en mí mismo y en otros, los efectos de la coca en un cuerpo humano sano. Los resultados que he obtenido concuerdan básicamente con la descripción que hace Mantegazza 
[2] de los efectos de las hojas de coca.

La primera vez tomé 0.05 gramos de cloruro de cocaína en una solución acuosa al 1 %. En esa ocasión, y debido a la fatiga, me encontraba algo abatido. La solución que he indicado es bastante viscosa, algo opalescente, y tiene un extraño olor aromático. Al principio su sabor es amargo, que luego se transforma en unos sabores agradables muy aromáticos. La sal de cocaína seca tiene el mismo sabor y olor, pero en un grado mayor de concentración.

Al cabo de pocos minutos de haber tomado cocaína se siente bruscamente una sensación de optimismo y ligereza 
[3]. Se nota como si los labios y el paladar estuvieran recubiertos de pelos, y después se tiene sensación de calor en esas mismas zonas. Si se bebe agua fría en ese momento, se nota como si estuviera caliente en los labios y fría en la garganta. En otras ocasiones la sensación predominante es un frescor muy agradable en la boca y la garganta.

Durante esta primera prueba sentí durante un corto período efectos tóxicos, que no se repitieron en posteriores experimentos. La respiración se hizo más lenta y profunda, y me sentí cansado y soñoliento. Bostezaba frecuentemente y me sentía algo embotado. La acción propia de la cocaína empezó al cabo de unos minutos. La típica euforia se vio precedida por unos repetidos eructos refrescantes. Inmediatamente después de tomar cocaína noté una ligera desaceleración del pulso y después una moderada aceleración.
[4]

He observado estos mismos signos físicos de la cocaína en otras personas que, en su mayoría, eran de mi misma edad. El síntoma que aparece más comúnmente es el de los eructos repetidos. A menudo van acompañados por unos ruidos sordos que se originan en las partes superiores de los intestinos. Dos de las personas a las que observé, y que declararon ser capaces de reconocer los movimientos de su estómago, declararon sin asomo de duda que habían detectado claramente esos movimientos. A menudo, cuando empezaba el efecto de la cocaína, los sujetos decían experimentar una intensa sensación de calor en la cabeza. Yo lo noté personalmente en mí mismo en posteriores experimentos, pero en ocasiones el fenómeno no se presentaba. Solamente en dos casos produjo la cocaína sensación de mareo. En conjunto, los efectos tóxicos de la coca son de corta duración, y mucho menos intensos que los producidos por dosis eficaces de quinina o salicilato de soda. Estos efectos parecen debilitarse más aún con el uso repetido de la cocaína.

Mantegazza enumera los siguientes efectos ocasionales de la coca -critemas temporales, aumento de la cantidad de orina, sequedad de las membranas mucosas conjuntiva y nasal.
[5] El efecto de la sequedad de boca y garganta es corriente y dura varias horas. Algunos observadores (Marvaud [6] y Collín [7) hablan de un ligero efecto catártico. La orina y las heces adquieren, según algunos informadores, el olor de la coca. Hay, según los casos, muy variadas informaciones respecto a la forma en que afecta el ritmo del pulso. Según Mantegazza, la coca produce rápidamente un ,considerable aumento del ritmo del pulso, que se acelera incluso .más al aumentar la dosis; Collín también notó una aceleración del pulso después de tomar cocaína, mientras que Rossier, Demarle y Marvaud  [8experimentaron, tras la aceleración del principio, una desaceleración más prolongada del pulso después del primer efecto de aceleración. Christison notó en sí mismo, tras administrarse una dosis de coca, que el agotamiento físico producía un aumento del ritmo del pulso, menor que si no hacía movimientos fuertes. Reiss afirma que no aparece ningún efecto en el pulso. A mí no me parece difícil de explicar este desacuerdo; en parte se debe a la variedad de los preparados utilizados (infusión de las hojas en agua caliente, solución de cocaína en frío, etc.), y su forma de aplicación, y en parte a las variaciones de reacción según los individuos. Este último factor, como ya informó Mantegazza, es en general muy importante cuando se trata de la coca. Se dice que algunas personas no toleran la coca; por otro lado, he encontrado muchas personas a las que no afectaban dosis de 5 cg, cantidad que para mí y también para otros era una dosis eficaz.

El efecto psíquico del cloruro de cocaína en dosis de 0.05 a 0.10 gramos consiste en optimismo y una duradera euforia, que no muestra diferencia alguna con la euforia normal de una persona sana. No aparece la sensación de excitación que acompaña los estímulos producidos por el alcohol. También produce la característica necesidad de emprender inmediatamente alguna actividad, típica del alcohol. Se nota un aumento del control de uno mismo y también que uno tiene gran vigor y es capaz de trabajar; por otro lado, si uno se pone a trabajar echa de menos ese aumento de la fuerza mental que el alcohol, el té o el café producen. Uno se encuentra sencillamente normal, y pronto le resulta difícil creer que se encuentra bajo los efectos de una droga.

Esto hace pensar que el estado de humor inducido por la coca en tales dosificaciones no se debe tanto al estímulo directo como a la desaparición de los elementos que causan la depresión. Se podría suponer, quizás, que la euforia que resulta de la buena salud no es más que algo normal en una corteza cerebral bien alimentada que «no es consciente» de los órganos del cuerpo al que pertenece.

Durante esta fase de los efectos de la cocaína, que no se distingue por nada más, aparecen los síntomas que han sido generalmente descritos como el maravilloso poder estimulante de la coca. Es entonces cuando es posible realizar prolongados trabajos intensos, tanto mentales como físicos, sin sentir fatiga. Es como si la necesidad de comer y dormir, que sin la coca se hacen sentir de forma perentoria en determinados momentos del día, quedara completamente eliminada. Mientras duran los efectos de la cocaína, si uno lo desea puede comer copiosamente y sin asco; pero se tiene la clara sensación de que la comida es innecesaria. Del mismo modo, cuando el efecto de la coca empieza a decaer, nada le impide a uno dormirse, pero también resulta posible suprimir el sueño sin que se produzcan consecuencias desagradables. Durante las primeras horas del efecto de la coca no se puede dormir, pero el hecho no resulta molesto en modo alguno.

He comprobado en mí mismo unas doce veces este efecto de la coca, que suprime el hambre, el sueño y la fatiga, y permite acentuar el esfuerzo intelectual; no he tenido oportunidad de realizar trabajos físicos.

Un colega muy ocupado me dio la oportunidad de observar un asombroso ejemplo de la forma en que la cocaína suprime la fatiga más extrema y también una sensación plenamente justificada de hambre; este colega, que no había comido desde primera hora de la mañana y que había trabajado en exceso, se tomó 0.05 gramos de cloruro de cocaína a las seis de la tarde. Al cabo de unos minutos declaró que se sentía como si hubiera tomado una comida abundante, que no deseaba cenar, y que se sentía lo suficientemente fuerte como para emprender una larga caminata.

Este efecto estimulante de la coca ha sido confirmado más allá de toda duda por una serie de informes dignos de crédito, de los que algunos son muy recientes.

Para realizar un experimento, Sir Robert Christison 
[9] -que tiene setenta y ocho años- se cansó hasta llegar al agotamiento caminando veintidós kilómetros, sin comer. Al cabo de algunos días repitió el ejercicio con el mismo resultado. Durante el tercer experimento se administró 3.4 gramos de hojas de coca y pudo realizar el esfuerzo sin el agotamiento experimentado en anteriores ocasiones. Cuando llego a casa, y a pesar de haber estado nueve horas sin beber ni comer, no sintió hambre ni sed, y al despertarse a la mañana siguiente no sintió cansancio. En otra ocasión ascendió una montaña de novecientos metros de altura y llegó completamente agotado a la cumbre. Después realizó el descenso bajo la influencia de la coca, que le permitió hacerlo lleno de vigor juvenil y sin sensación de fatiga.

Clemens y J. Collín han tenido experiencias similares, y este último lo hizo después de caminar durante varias horas por la nieve; Masson dice que la coca es excelente «para una larga caminata»; Ascheribrandt informó recientemente que unos soldados de Baviera, agotados a consecuencia del esfuerzo y enfermedades debilitadoras, tras ingerir coca fueron sin embargo capaces de participar en las maniobras y marchas del ejército. Moreno y Maíz fue capaz de permanecer despierto noches enteras gracias a la coca; Mantegazza pudo permanecer cuarenta horas sin tomar alimentos. No nos equivocamos, por lo tanto, al afirmar que el efecto de la coca en los europeos es el mismo que el de las hojas de coca en los indios de Sudamérica.

El efecto de una dosis moderada de coca desaparece de forma tan gradual que, en circunstancias normales, es difícil definir su duración.
[10] Si después de tomar coca se trabaja con intensidad, al cabo de tres a cinco horas decae la sensación de bienestar y es necesario tomar otra dosis de coca para que no se produzca la fatiga. El efecto de la coca parece durar más tiempo si no se llevan a cabo grandes esfuerzos musculares. Todas las opiniones parecen unánimes al afirmar que la euforia inducida por la coca no va seguida por ninguna sensación de laxitud u otros estados depresivos. Creo que después de tomar dosis moderadas (de 0.05 a 0.10 gramos), parte del efecto de la coca dura más de veinticuatro horas. [11] Puedo afirmar que, al menos en mi caso, incluso el día después de haber tomado coca mi estado es mejor de lo normal. Para explicar la posibilidad de un aumento duradero de la fuerza, que a menudo se ha dicho que es uno de los efectos de la coca, creo que basta con hacer referencia al conjunto de los efectos que produce.

A la luz de los informes que mencionaré posteriormente, parece probable que si la coca se usa durante largos períodos, pero en cantidades moderadas, no tiene efectos nocivos para el cuerpo. Ven Anrep trató a animales durante treinta días con dosis moderadas de cocaína y no detectó efectos negativos en sus funciones corporales. Me parece digno de destacar -y esto lo descubrí en mí mismo y en otros observadores capaces de juzgar tales aspectos- que ni una primera dosis ni una serie repetida de dosis de coca producen un deseo incontenible de volver a utilizar el estimulante; por el contrario, lo que se siente es cierta aversión inmotivada contra la sustancia. Esta circunstancia quizás sea en parte responsable del hecho de que la coca no sea utilizada ya desde hace tiempo en Europa como estimulante, a pesar de las efusivas recomendaciones que se han hecho en este sentido.

Mantegazza experimentó en sí mismo el efecto de dosis elevadas de coca, que le produjeron un estado de felicidad notablemente mayor que la que sentía antes de tomar coca, acompañado de un deseo de inmovilidad completa que, sin embargo, se veía interrumpido ocasionalmente por un violentísimo deseo de moverse. 
[12] La analogía de estos resultados con los obtenidos por von Anrep en animales es inconfundible. Al aumentar aún más la dosis, Mantegazza se sumió en un sopore beato; el ritmo de sus pulsaciones se aceleró muchísimo y le subió algo la temperatura del cuerpo; comprobó que no podía hablar y que su caligrafía era poco firme; mas adelante experimentó espléndidas y vivas alucinaciones que al principio, aunque por poco tiempo, le causaron miedo, pero que a partir de entonces fueron alegres. Tampoco esta intoxicación por la coca le produjo ningún tipo de depresión, ni dejo en él ninguna señal. de haber pasado por un período de intoxicación. Moreno y Maíz también experimentó un deseo igualmente fuerte de moverse después de tomar dosis bastante elevadas de coca. Incluso después de administrarse treinta gramos de hojas de coca, Mantegazza no experimentó ninguna limitación de la conciencia. Un farmacéutico que trató de envenenarse tomando un gramo y medio de cocaína se sintió mareado y mostró síntomas de gastroenteritis, pero mantuvo incólume su conciencia.

Notas

[1] En 1885, S.Freud (1856 Moravia- Londres1939), todavía era un desconocido aunque un brillante neurólogo vienés, discípulo de Charcot en la Salpetriere de París. En julio de 1884, Freud publicó Über Coca, su primer trabajo sobre la cocaína: ahí describe su potencia como herramienta laboral de alto rendimiento, sus virtudes digestivas y el uso 'inmoderado'. Se centra en las propiedades de la cocaína, detallando al mismo tiempo la prehistoria del Freud psicoanalista: el farmacólogo que, en una épica de laboratorio, experimenta los efectos de una droga sobre sí mismo.[2] Primer -si se puede decir- teórico sobre lo inocuo del alcaloide, Paolo Mantegazza, neurólogo, fisiólogo y antropólogo italiano -luego senador por Monza y escritor de ficción- escribió en su ensayo titulado ''Sulle Virtù Igieniche e Medicinali della Coca e sugli Alimenti Nervosi in Generale' (1859): "Observé a los condenados a vivir en este valle de lágrimas mientras, llevado en las alas de dos hojas de coca, sobrevolaba los espacios de 77.438 palabras cada una más espléndida que la anterior... Una hora después, me encontraba lo suficientemente calmado para estas palabras con mano firme."

[3] En páginas anteriores -y a modo de preámbulo (p.290)- Freud estableció la arquitectura de la coca en su carácter de herramienta ritual: "La planta Erythroxylon coca es cultivada en extensas áreas de Sudamérica, sobre todo en Perú y Bolivia. Era una planta que conocieron y valoraron altamente los conquistadores españoles del Perú. La planta estaba estrechamente vinculada con ceremonias religiosas. Las hojas eran ofrecidas en sacrificio a los dioses, masticadas durante la adoración y puestas en la boca de los muertos a fin de asegurarles una favorable acogida en el otro mundo."

[4] El escritor y periodista argentino, Enrique Symns, ha diseccionado el uso de la sustancia en varios capítulos inherentes a su condición de consumidor habitual, su origen se data en el otoño del 82 y concuerda con lo establecido por el padre del psicoanálisis: su uso vigorizante. " (...)aquella misteriosa sustancia blanca que provocaba un pequeño e inmediato ardor, molestia que era rápidamente enmascarada por una contundente recuperación del ánimo. Eso era la cocaína,un resurrector instántaneo de la continúa muerte que nos provoca el mundo. Un polvillo mágico y brutal que te da acceso repentino al mundo perdido (...)"

[5] Siguiendo el razonamiento del estudioso italiano Mantegazza, Freud plantea un doble axioma sobre el efecto en el sistema digestivo: "estimulación del movimiento y reducción de la sensibilidad de los órganos."

[6] y [7] El primero, autor de 'Les aliments d'epargne' o "Los alimentos del ahorro" fue citado por Freud para emponderar la idea de la coca como fuente de "alimento" o 'nourishment' ampliando la perspectiva de sus usos terapeúticos y la aplicación en pacientes con desordenes alimenticios. El segundo refuerza esta hipótesis planteando que el uso baja cualitativa y cuantitativamente los niveles de acidez en elt racto digestivo.

[8] Integrantes de lo que Hugo Cabieses Cubas clasifica como la "primera década de trabajos europeos" (1850-1860) sobre los efectos químicos y fisiológicas en distintas investigaciones en Sudamérica centradas en el coqueo y sus virtudes. En sus estudios, Moreno y Maíz, introduce el término "borrachera cocalina" para referirse a los efectos tóxicos de los que habla Freud. 

[9] Sir Robert Christison, Presidente de la Asociación Británica de Médicos, publicó en 1876 un informe donde suma su visión sobre las adicciones: la coca puede llegar a funcionar en el trabajo sobre la deshabituación del uso del opio y del alcohol sumando conceptos a las teorías establecidas por Bentley (1878) y Palmer (1880) en Norteamérica. La anécdota añadida por Sigmund Freud se puede leer en el sumario de la edición del Britsh Medical Journal donde el toxicólogo explica que mascar coca lo ayuda a trepar las irregularidades del terreno escocés sin problema alguno a sus casi 80 años.

[10] Paolo Mantegazza:"Preferiría tener una expectativa de vida de 10 años con coca a que una de 10 millones sin ella."

[11] Angelo Mariani, motivado por los escritos psicofarmacológicos experimentales de Mantegazza, creó en 1863 el 'Vin Mariani'; un fermentado entre el 'Bordeaux Vin' y hojas de coca. 7.2 mg de cocaína por onza bastaron para competir en todos los mercados internacionales -inspirando el tónico de Pemberton, que fue prohibido por sus características narcóticas y subsecuentemente desalcoholizado y llamado Coca-Cola. Edison, Grant y el Papa León XIII fueron algunos de los consumidores famosos del Vin Mariani.

 [12] Hunter S. Thompson, escritor y periodista norteamericano, llegaba a consumir -en más de 10 sesiones diarias- unos 8 o 9 gramos diarios de cocaína para llevar a cabo su día. Intercalaba su consumo con alcohol, pastillas variadas, marihuana y actividades físicas y sexuales para extender sus jornadas laborales a más de 40 hs. de corrido.


 


Bibliografía

-Von Dr. Sigm. Freud, Über Coca. Centrallblatt für die ges. Therapie. 2, pp 289-314, Viena,1884.
-Symns, Enrique, El señor de los venenos, El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2013.
-Roberts, Mark S., High Culture: Reflections on Addiction and Modernity, Suny Edit. New York, State University of New York, 2003.
-Thompson, Hunter, Miedo y Asco en Las Vegas, Anagrama, Barcelona, 2009.
-
Carroll, E. Jean, HUNTER: The Strange and Savage Life of Hunter S. Thompson.-Cabieses, Hugo, Hablan los diablos. Amazonía, coca y narcotráfico en el Perú: Escritos urgentes. 2007.

Traducción y notas al pie: Joaquín Cruzalegui

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