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miércoles, 27 de noviembre de 2013

el primer presidente negro


Con una impronta de procer africano, un soldado de la madre tierra que busca devolverle todo lo que le extrajeron por la fuerza. Esas manos codiciosas que forjaron las cadenas que someten todo un continente. Que hace rato dejó de llorar su violación. Y comienza a hacer ruido. Susurros que se transforman en gritos. Gritos en risas. Risas y gritos en jazz. Con una impronta de profeta, un general que comanda un movimiento sin sangre derramada. Solo pero acompañadísimo, Olufela Olusegun Oludotun Ransome-Kuti. Hijo de la política y la música. Hijo de África. Fela Kuti.

Cada una de sus presentaciones en vivo y grabaciones es un ritual tribal  y a la vez una manifestación política, en sus creaciones aparecen siempre aparejadas la lucha política y el afrobeat, un estilo musical que él mismo creó ad hoc. Un estilo errante con una sensualidad enorme, la belleza de toda una cultura . Banderas flamenado al ritmo de un híbrido entre el jazz occidental más tradicional y la música folklórica del oeste africano, que remacha con los matices sonoros recogidos de cada uno de sus viajes. Piano eléctrico, un saxo alto. La trompeta, los coros. Pausa. International Thief Thief. Percusiones hipnóticas que pueden estar horas y horas reproduciendóse como el sonido de la noche selvática. Como las sabanas más extensas, esas que esconden secretos profundos de vida y muerte. Las semillas y la madera congenian sincopando un ritmo denso, persistente. Banderas que flamean enojadas al compás de un solo atrevido. La música que hace bailar al oprimido arriba y abajo del escenario pero que nunca le hace olvidar el porque de su opresión. Ni quién lo oprime. Pausa. No Agreement. Una socialización de varias aristas: Violencia, abrazos, lágrimas y sonrisas.

La actuación bufonesca de Fela sobre las tablas hacen de sus presentaciones más dinámicas (como si no bastara todo el atractivo visual montado como un circo ambulante africano). Un bufón enojado. Que desde los 60 hasta ahora practica el ejercicio de la memoria constante aunque no se encuentre más entre nosostros, se encuentra entre nosotros: el asco al sometimiento entre hombres y a la esclavitud en todas sus esferas. El asco al asco, la educación con la verdad. Un ejercicio que no envejece ni se deteriora, solo va creciendo cada vez que se reproduce un tema o un disco suyo. Intervalo. Seguimos. Trouble Sleep. Con sus tributos toma más y más envión. Conserva toda su energía y esplendor africano. La sonorización de la revolución.

Kalakuta Republic es la primer productora cooperativa de África, fundada en Nigeria y conformada por músicos que siempre lucharon a favor de la independencia y oponiéndose al colonialismo de las potencias occidentales, donde Fela produjo un par de sus discos más potentes Expensive Shit y Zombie con su banda Africa ’70 a pura sangre, sudor y lagrimas. A pulmón, aunque suene reiterativo, teniendo en cuenta las condiciones materiales de la música en esos mundos. Censurado incontables veces, apresado en prisiones blancas, apresado en dictaduras, violentado ideológicamente.  Si nos detenemos a contemplar las perlas de su interminable discografía se puede poner al disco Beasts of no Nation como uno de los álbumes más contestatarios de la historia de la música. Amante de los colectivos, ha llegado a crear bandas de ochenta o más músicos aglutinados bajo el ritmo de su afrobeat. Su presentación en el Glastonbury inglés es su ceremonia de coronación, una simple formalidad para algo que se sabía hace rato ya, el rey de la música africana desembarca en el mundo blanco para quedarse.

Su relación con el occidente no siempre aparece como una lucha de ideas en su obra: la influencia de las grabaciones tempranas de Miles Davis y las andanzas del Padrino del Soul norteamericano James Brown se pueden notar en sus estructuras a la hora de ejecutar, virtuoso y despojado de simetrías. Esto nos deja una conclusión un poco apresurada y no siempre efectiva, detrás las confrontaciones sólo hay creaciones. Como pocos, supo impregnarle una virilidad muy fuerte al instrumento. Ágil y sentimental. Esa misma virilidad que lo lleva a contraer matrimonio con 27 mujeres simultáneamente. Asemejandólo a un arma. Su arma preferida: la música.

Dejar entrar la música de Fela Kuti a nuestro organismo es como dejar entrar una descarga fuertísima de electricidad o un río aviolentado por su corriente. Nos transmite una única certeza: que difícilmente podamos resistirnos a movernos al compás de su vaivén entre el frenetismo y la calma. Su poder se canaliza en sus instrumentos, en sus cantos y en una ondulación entre lo cómico, lo crítico y lo real. Y así su África, remachada, malherida, pobre, comienza a crecer fuerte y renovada. Así que, amigos y amigas, los invitamos a empaparse de la cultura que este genio supo defender hasta el día de hoy. Zombie. Fin.



La ilustración de arriba es de Agus Russo, incansable colaborador de esta página